Robinho tensa la cuerda sin marcha atrás
Tal como habíamos adelantado en estas páginas, Robinho se va al Chelsea. Tras el paso ayer dado por el jugador en declaraciones a la agencia efe, es muy difícil que haya marcha atrás.
La excusa dada por el jugador en esta ocasión es que desea ser el mejor jugador del mundo y que eso no lo puede conseguir en el Real Madrid y sin embargo argumenta que ese interés personal sí lo puede conseguir en el Chelsea. En las mismas declaraciones al medio, el todavía jugador madridista señaló que tanto el club como él tienen una buena oferta y que deberían aprovecharla. Por último solicitó al entrenador que no le convoque para el partido contra el Valencia y dio gracias a la afición por el tiempo en el que ha defendido la camiseta blanca.
Las declaraciones, han conseguido ya dar por cerrado el tema de la continuidad de Robinho, porque el club no puede aceptar el desafío realizado por el jugador. A esto hay que añadir que la afición no va a aceptar de buen grado al jugador en el césped del Bernabéu y un cierto hartazgo de la plantilla por la actitud del brasileño. Lo que parece claro es que la directiva y afición merengue, no va a aceptar el “ninguneo” que con las declaraciones, el jugador ha realizado. Una nota del club señala que el equipo no tendrá más remedio que aceptar la resolución unilateral del contrato si esa es la voluntad del futbolista.
No obstante, y aunque la decisión ya está tomada, la salida del jugador, que tiene una cláusula de rescisión superior a los 100 millones de euros, no se va a acelerar hasta que el club londinense no se rasque el bolsillo y ponga encima de la mesa al menos 40 “kilos”.
Este dinero y la reiterada petición de Schuster de reforzar la plantilla, podría desembocar en una próxima semana llena de movimientos en cascada ante el dinero que podría ir moviéndose entre los clubes «de mano en mano» a partir del desembolso inicial del club londinense, para inscribir a estos jugadores antes del cierre del plazo para inscribirlos en las competiciones, pudiendo reabrirse “culebrones” inicialmente cerrados.
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